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El encendido del pebetero, el momento más esperado en una ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, fue de ensueño. Los franceses lograron lo inimaginable. La llama olímpica quedó salvaguardada sobre un globo aerostático.
Francia volvió a cautivar al mundo; esta vez con un desenlace acorde a la plasticidad de un país que históricamente ha dominado las artes.
París quedó iluminada con un gigantesco astro a la vista de todos.
La llama fue encendida por la corredora Marie-José Perec y el judoca Teddy Rinner, triples medallistas de oro. Ambos le pusieron fin a un espectáculo que se prolongó por casi cuatro horas.
Mientras el globo aerostático se elevaba por los cielos, la voz de Celine Dion acompañó su recorrido hasta instalarse como una estrella fija sobre la capital francesa.
Zinedine Zidane, Serena Williams, Nadia Comanecci, Carl Lewis y Rafael Nadal fueron algunos de los deportistas que escoltaron el último trayecto de la flama olímpica hasta ser entregada a Marie-José Perec y Teddy Rinner.
